Al menos 19 personas han muerto en una cadena de atentados en Kabul y en el sur de Afganistán.

En la capital, un autobús del Ejército afgano ha sido el blanco de un kamikaze. Seis soldados han fallecido y 17 personas han resultado heridas, la mayoría civiles. El ataque ha sido reivindicado por los talibanes, que horas antes se habían atribuido la autoría del asesinato de un alto funcionario de la Corte Suprema en Kabul.

En la sureña provincia de Helmand, 12 expertos en desactivación de minas han perdido la vida en un ataque talibán, en medio de una operación de desminado.

Esta nueva oleada de ataques, una de las más sangrientas desde la invasión estadounidense en 2001, se produce a dos semanas de que finalice la misión de combate de la OTAN en Afganistán. Estados Unidos prevé mantener 10.000 soldados hasta 2024 y la Alianza Atlántica entre 3.000 y 4.000 militares, con un rol de asesoramiento a las tropas afganas.