La decisión judicial del miércoles de no acusar al agente que estranguló en julio a Eric Garner ha vuelto a sacar la indignación popular a las calles de las principales ciudades del país.
Tras el funeral de otro afroamericano muerto a manos de la policía en Nueva York, miles de personas llenaron la Gran Manzana con el grito “No puedo respirar”, proferido por Garner al ser estrangulado.
Las protestas también se repitieron en Detroit, Washington o Seattle pero en la californiana Berkeley estas degeneraron.
A pesar de la tranquilidad que reinó durante la mayor parte de la marcha, varios grupos de manifestantes empezaron a enfrentarse a la Policía lanzando ladrillos, tubos y granadas fumígenas. Los agentes utilizaron gases lacrimógenos para dispersarlos pero algunos de ellos la emprendieron contra tiendas, edificios y coches.