Los habitantes de las zonas costeras están abandonando sus hogares ante la proximidad del supertifón Hagapit que, con ráfagas superiores a los 290 kilómetros por hora, se prevé toque tierra el sábado afectando a 4,5 millones de personas.
Colas en los supermercados y estanterías vacías en un país que anualmente registra entre 15 y 20 tifones.
Los colegios y oficinas públicas han cerrado sus puertas ante la llegada de Ruby, el nombre que le han dado los filipinos.
En la memoria de todos el demoledor paso hace un año del tifón Haiyán que causó más de 6.000 muertos y un millar de desaparecidos.
Uno de los tifones más potentes de la historia que vino acompañado de olas gigantes que arrasaron la zona de Visayas Oriental por donde, según la Agencia Meteorológica de Filipinas, es probable que entre el nuevo supertifón.