Barack Obama utiliza su poder ejecutivo para regularizar a casi cinco millones de inmigrantes. El presidente de Estados Unidos desafía de esta forma a los republicanos, con mayoría en las dos cámaras del Congreso, con los que ha sido imposible llegar a un acuerdo tras la propuesta de ley sobre este tema en el Senado el pasado año.
Obama explicaba las condiciones para beneficiarse del decreto. “Si usted ha estado en los Estados Unidos durante más de 5 años, si usted tiene hijos que son ciudadanos estadounidenses o residentes legales, si se registra, pasa una verificación de antecedentes penales y está dispuesto a pagar la parte de impuestos que le corresponde, usted podrá quedarse en este país temporalmente, sin temor a deportación alguna. Usted podrá salir a la luz legalmente que es de lo que trata este acuerdo.”
De esta forma, más de cuatro millones de inmigrantes indocumentados podrán vivir legalmente en Estados Unidos de un total de once millones. Algunos ya han mostrado su preocupación porque un nuevo presidente derogue la norma y vuelvan a poder ser deportados.
“Actuando unilateralmente semanas después de la apabullante derrota de su partido, Obama esta corriendo un enorme riesgo. A los estadounidenses no les gusta generalmente que sus presidentes actúen por su cuenta, incluso si apoyan el camino a la ciudadanía para los inmigrantes. Los republicanos están furiosos. Algunos quieren llevarle ante los tribunales para bloquear su iniciativa o castigarle de otra forma. Pero eso también es arriesgado, ya que dejaría al partido en una situación débil ante los votantes hispanos. Pase lo que pase, el escenario está preparado para una guerra política que podría durar hasta las elecciones presidenciales de 2016”, concluye Stefan Grobe, corresponsal de Euronews.