Con su aeropuerto en ruinas aunque parcialmente controlado por las tropas gubernamentales, la mayor ciudad ucraniana en poder de los separatistas prorrusos vivió el domingo una de las jornadas más tensas de las últimas semanas. Ambos bandos utilizaron artillería pesada.
Los vecinos de esta ciudad, que tenía más de un millón de habitantes antes el inicio del conflicto, viven presos del pánico: “Da miedo. Por supuesto que da miedo, todo el mundo que vive aquí tiene miedo”, explicaba Yelena.
Tres soldados habrían muerto en estas últimas horas, además otros 13 estarían heridos, según fuentes militares ucranianas. También tres policías y un civil habrían fallecido. La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) ha confirmado la presencia en la zona de un convoy de 40 vehículos, con armamento pesado sin matrículas y sin identificación, que según Kiev serían tropas rusas en apoyo de los rebeldes.