En los últimos días, se calcula que entre 2.000 y 4.000 han logrado pasar la frontera para apoyar a las Unidades de Protección Popular; el principal grupo armado kurdo de Siria, que ha pedido a los kurdos de la región que se sumen a su lucha contra los yihadistas.
A Ankara se le multiplican los problemas. “Hasta ahora, hemos prohibido que 6.000 personas entren a Turquía y hemos deportado a otras 1.000”, se defiende el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ante las declaraciones del vicepresidente estadounidense, Joe Biden, acusando a Turquía de haber cometido errores al impedir el paso de yihadistas a Siria.
En la otra dirección, huyendo del asedio del autoproclamado Estado Islámico a la ciudad de Kobani, miles de kurdos sirios siguen llegando a Turquía.
“Quiero volver a Kobani. Quiero volver a mi casa y a mi tierra”, se lamenta una joven. “No queremos nada, solo volver a casa. Sólo queremos volver a casa. Dios mantén a esa gente lejos de nosotros. Sólo queremos volver a casa, a nuestra ciudad”, asegura este refugiado.
Los bombardeos de la coalición intenacional no han logrado romper el cerco yihadista al enclave kurdo sirio de Kobani, de donde ya han huido160.000 personas.