Las protestas pro democráticas siguen en Hong Kong pese a la llamada de las autoridades a poner fin a las manifestaciones. Un días más, la denominada revolución de los paraguas ha salido a las calles, esta vez ante una presencia policial más relajada.

Pese a la orden gubernamental, los organizadores pretenden aguantar hasta el 1 de octubre, día de fiesta nacional que esperan convertir en una protesta masiva.

“Los líderes de ‘Occupy Central’ han dicho en repetidas ocasiones que si el movimiento perdía el control pedirían que acabe. Ahora les pido que cumplan la promesa que han hecho a la sociedad y que detengan esta campaña inmediatamente”, declaraba el jefe del Ejecutivo de Hong Kong, Cy Leung Chun-ying.

La principal reclamación son elecciones totalmente democráticas para 2017. Una petición de la que se ha hecho eco el gobierno del Reino Unido, quien transfirió su administración a Pekín a finales de los años 90, tras acordar un sistema doble de cohabitación entre capitalismo y comunismo.

“Por supuesto, me siento profundamente obligado y ya hemos expresado nuestra preocupación sobre lo que ocurre en Hong Kong, porque cuando llegamos un acuerdo con China, había detalles en dicho acuerdo sobre la importancia de dar al pueblo de Hong Kong un futuro democrático con un sistema doble que negociamos con China”, aseguró el primer ministro británico David Cameron.

La respuesta del gobierno chino no se ha hecho esperar, pidiendo a los países extranjeros que no interfieran en lo que ha descrito como problemas internos.