Los partidos británicos aprovechan el último fin de semana para hacer campaña por el sí o por el no a la secesión de Escocia. Los laboristas llevan la iniciativa de la campaña del no: si Escocia se independizara, perderían su mayor caladero de votos. Su líder, Ed Miliband, ha visitado Edimburgo y Glasgow, entre reivindicaciones festivas de ambos bandos.
Los preparativos para hacer llegar las urnas y las papeletas a los conlegios electorales ya están en marcha.
Las últimas encuestas han acrecentado el suspense ante el referéndum del jueves y una rápida encuesta en la calle confirma esa sensación: “No hay nada que perder, yo soy del sí” – dice un partidario de la independencia -. Otro opina: “Estoy un poco indeciso, pero seguramente votaré ‘no’”.
Para el excapitán de la selección de rugby de Escocia, David Sole, se puede ser un escocés orgulloso y patriota y formar parte del Reino Unido: “ Creo que, con más poder para el Parlamento Escocés, como se ha prometido, tendremos lo mejor de los dos mundos”, concluye Sole.
Londres ha ofrecido transferir más competencias a Escocia ante el progresivo aumento del sí a la independencia en las encuestas, aunque la oferta es ambigua y existen diferencias entre laboristas, liberal-demócratas y conservadores. El gobierno de David Cameron contempla transferir más poder de recaudación a Edimburgo. Londres estudia permitir que Escocia goce de una cierta autonomía fiscal, siempre y cuando no compita con el resto del país con impuestos más bajos.