John Kerry continúa su gira para formar una gran coalición contra el Estado Islámico.
Tras reunirse en Arabia Saudí con los representantes de los países del Golfo, de Egipto y Turquía, el secretario de Estado estadounidense viajará a Ankara, El Cairo y París.
El objetivo es planear una estrategia global para enfrentarse a los radicales suníes no solo en Irak y en Siria, sino en todos los lugares donde estén presentes.
El principal escollo a esta coalición es que los intereses de unos y otros a veces son opuestos. Por ejemplo mientras que Arabia Saudí entrenará a las tropas de Bachar al Asad, Catar provee armas a los rebeldes.
“El listón está demasiado alto. Es una coalición muy amplia y con intereses muy diversos que dificultan la tarea y que hace que cueste bastante que los socios se unan. Si lo conseguimos será un éxito”, comentaba el analista Tom Sanderson.
Para intentar derrocar al Estado Islámico, los rebeldes sirios se han unido a los kurdos. Prueba de que el enemigo de todos es ahora este grupo suní que está creando alianzas entre bandos hasta ahora irreconciliables.