Alemania, sin embargo, sigue deliberando la decisión del suministro de armas a los peshmergas, las milicias kurdas que luchan contra los yihadistas en el norte de Irak.

El ministro de Exteriores alemán ha hecho un viaje relámpago este sábado a Bagdad y a Erbil para analizar in situ la situación y discutir con los principales líderes la ayuda alemana en el conflicto.

“Las imágenes que nos llegan todos los días desde Irak de asesinatos y masacres horrorizan a Alemania y al mundo entero. Es una catástrofe para el pueblo de Irak. Una banda terrorista de asesinos intenta someter al país, crear su propio Estado, su propio califato. Tenemos miedo de que los últimos pilares de estabilidad en Irak se vengan abajo”, dijo el ministro de Exteriores Frank Walter Steinmeier.

Steinmeier se reunió con el presidente iraquí, Fuad Masum, y con el nuevo primer ministro del país, Haidar al Abadi, antes de partir a Erbil, la capital del kurdistán iraquí.

El líder de esta comunidad ha urgido a Occidente el envío de armas para poder hacer frente a los miembros Estado Islámico, que continúan sembrando el terror en el norte del país y provocando el desplazamiento de miles de personas. Según varios testigos, los yihadistas asesinaron este sábado a 80 yazidíes que rechazaron convertirse al islam en la aldea de Kuyua, junto a Sinyar.

En las montañas siguen refugiadas miles de personas, pertenecientes a diferentes minorías religiosas, que sobreviven gracias a la ayuda humanitaria que han enviado por aire principalmente Estados Unidos y el Reino Unido.