Los intensos bombardeos y combates de los últimos tres días mataron a 74 personas en Donestk y 22 en Lugansk, principales bastiones de la resistencia prorrusa. La escalada de violencia se produce cuando un convoy de ayuda humanitaria ruso se aproxima a la frontera. Occidente cree que podría ser un "caballo de Troya" con ayuda militar para los rebeldes.