La designación del chií Haidar al Abadi como primer ministro no ha traído la paz a Irak En las últimas horas Bagdad ha sufrido varios atentados en los que, al menos, 17 personas habrían perdido la vida.

Otro terrorista se inmoló muy cerca de la vivienda de Al Abadi, causando importantes daños materiales y la impotencia y desesperación de los iraquíes

“¿Qué crimen hemos cometido? Han destrozado tiendas y edificios. ¿Qué se supone que han hecho estos inocentes niños?”, señala una mujer que vive en la zona.

En medio de este clima de inestabilidad el nuevo primer ministro ha pedido unidad a los iraquíes para luchar contra el yihadista Estado Islámico y ha situado el terrorismo como su prioridad ya que, dice, amenaza directamente a Irak.

Mientras sobre el terreno continúan los enfrentamientos entre yihadistas, y fuerzas iraquíes a los que hay que sumar los bombardeos efectuados por la aviación estadounidense en un intento de evitar que el grupo Estado Islámico consiga llegar a la Región Autónoma del Kurdistán.

Por este mismo motivo Washington ha decidido enviar ciento treinta nuevos militares a la zona. Su secretario de Defensa, Chuck Hagel era el encargado de anunciarlo: “Se lo pedí al presidente, y el presidente me ha autorizado a enviar a 130 nuevos asesores militares al norte de Irak, al área de Erbil”.

Estos asesores militares se suman a los 300 soldados que Estados Unidos envió a Irak el pasado mes de junio cuando estalló la crisis y que tienen como principal tarea reforzar la misión humanitaria de ayuda a los refugiados en el monte Sinyar.