Albert Pujols misericordiosamente puso fin al encuentro Angels- Red Sox, el cual se había convertido en un maratón el sábado por la noche, y parecía destinado a ver el sol del domingo; fue un cuadrangular que tuvo que ser revisado por la repetición, para decretarlo como bueno.


El juego duró un total de seis horas y 31 minutos. Que pena me daban los árbitros y los chicos de la retransmisión por radio y televisión, que tuvieron que quedarse en la ciudad de Nueva York para examinar esa jugada. El estacazo de Pujols fue a las 3:40 de la madrugada.