Helicópteros estadounidenses han repartido este sábado desde el aire paquetes de ayuda humanitaria por segundo día consecutivo. Botellas de agua y raciones de comida para decenas de miles de refugiados en las montañas del norte del país, en Sinjar. La mayoría, unos 50.000, son yazadíes kurdos a los que los yihadistas sunís obligaron a huir de sus casas con lo puesto.

Las escenas de impotencia se multiplican, en el norte del país mientras Barack Obama habla ya de genocidio.

“Hemos empezado una campaña de ayuda humanitaria a para ayudar a los civiles iraquíes aislados en las montañas. Los terroristas que han tomado el control de partes de Irak han actuado de forma brutal especialmente contra las minorías religiosas, cercando a familias enteras, ejecutando a los hombres, esclavizando a sus mujeres y amenazando sistemáticamente con la destrucción de una comunidad religiosa, lo cual se trata de un genocidio”, ha dicho Barack Obama.

La toma de zonas cristianas y yazadíes del norte de Irak ha desplazado a más de 200.000 personas, según Naciones Unidas. La insurgencia ha capturado a decenas de mujeres y ha separado a cientos de familias.

“Muchos miembros de mi familia aún están atrapados allí, ¿por qué? ¿Por qué no podemos buscar una solución? Todos mis familiares están allí esperando, ¿qué hemos hecho para merecer esto?”, clama entre lágrimas este hombre.

La iglesia de Erbil, la capital kurda, se ha convertido en refugio de miles de cristianos iraquíes. Desde que en junio el Estado islámico tomase Mosul, la segunda del país, ha ido avanzando hasta las puerta del Kurdistán.