Las fuerzas de Kiev han perdido a siete soldados y ocho guardias fronterizos al tratar de romper el cerco en la zona de la frontera con Rusia. Otros 79 soldados resultaron heridos.

También continuó la ofensiva en el centro de Donetsk, donde murieron al menos dos civiles.
Donetsk y Lugansk, ciudades cercadas en las que vive casi un millón y medio de personas con dificultades de abastecimiento y corte de agua y luz.

Moscú planteó esta semana el envío de ayuda humanitaria para asistir a la población del este de Ucrania.

El embajador británico, Mark Lyall Grant consideró la oferta total mente injustificada y señaló que “Rusia es el problema, no la solución.”

Por su lado, la embajadora estadounidense ante la ONU, advertió al Kremlin que cualquier otra intervención unilateral en el territorio ucraniano, incluyendo el pretexto de la ayuda humanitaria, sería totalmente inaceptable y considerado como una invasión.

En la zona fronteriza de Lugansk se produjeron varios ataques con fuego de mortero. Según los soldados ucranianos el fuego de artillería procedía del territorio ruso y causó cuatro heridos.

La OTAN ha señalado que la presencia militar rusa en la frontera ha aumentado en las últimas tres semanas, pasando de 12 000 a 20 000 soldados.

A cientos de kilómetros de distancia, en Ashuluk cerca de la frontera con Kazajistán, Rusia ha llevado a cabo durante cuatro días entrenamientos militares aéreos y anti misiles, percibidos por Ucrania como una amenaza.