La crisis económica ha dejado un reguero de Estados endeudados y millones de personas sumidas en la pobreza.
En muchos países, el desplome económico ha convertido algo tan básico como encontrar un empleo en una inalcanzable quimera, y ha obligado a los Gobiernos a meter la tijera en los servicios públicos más esenciales.
Lo que no ha conseguido la crisis es adelgazar las cuentas de los más ricos. Muy al contrario: éstos lo son cada vez más.
Hay quien aprovecha la guerra para hacer fortuna.
A tenor de los datos, la recesión global que desde hace ya siete años nos azota también ha sido una oportunidad de hacer negocio para algunos.
Durante la crisis ha aumentado la riqueza financiera privada, el dinero oculto en paraísos fiscales y lo más llamativo de todo: también ha aumentado el número de millonarios.
Una gran masa de pobres contrapuesta a una élite privilegiada que cada vez tiene más: el rasgo más claro de subdesarrollo en cualquier colectivo humano.
Ése es el retrato del mundo que parece haber dejado la crisis.
De esta tercermundización global y de sus consecuencias hablaremos hoy, en El Color del Dinero.