Los observadores de la OSCE siguen topándose con trabas en el lugar donde cayó el avión de Malaysia Airlines, en el este de Ucrania. El aparato, un Boeing 777, con 298 personas a bordo, fue supuestamente derribado por un misil.
La situación de los observadores ha mejorado respecto al viernes, han dicho, aunque los rebeldes prorrusos les siguen vetando ciertas zonas y se han vivido momentos de tensión.
Los equipos especiales enviados por Malasia han llegado también a la zona, aunque con dudas sobre si podrán realizar su trabajo libremente.
Un portavoz de la OSCE ha asegurado que no tienen conocimiento de que algunos cuerpos hayan sido desplazados más allá del lugar donde supuestamente el avión de Malaysia Airlines fue derribado. Esto después de que Kiev acusara a los prorrusos y a Moscú de destruir pruebas y de haberse llevado 38 cadáveres.
Las autoridades ucranianas todavía no han recibido las cajas negras ni saben su paradero.
La inteligencia de Ucrania insiste en acusar a Rusia de estar detrás de este drama.
“Los rebeldes no pueden operar el altamente sofisticado lanzamisiles BUK-M1. Para poder hacerlo es necesario tener educación militar y estar bien entrenado. Sabemos a ciencia cierta que el grupo era ruso, eran ciudadanos rusos los que operaban el BUK-M1, y procedían de la Federación rusa, junto con el lanzador de misiles”, ha declarado Vitaly Nada, jefe del servicio de contrainteligencia ucraniano.
También Barack Obama apuntaba el viernes a la complicidad de Moscú en el supuesto derribo del Boeing 777.
Un vídeo, colgado en una red social por un portavoz de Interior ucraniano, apoyaría las acusaciones de Washington y Kiev, de poder comprobarse su veracidad. Las imágenes muestran un camión que supuestamente transporta desde la región rebelde ucraniana de Donetsk hasta Rusia un “Buk”, con solo tres de los cuatro misiles que normalmente tiene cargados.