El Ejército iraquí recupera posiciones frente a las milicias yihadistas del Estados Islámico. Los soldados combaten casa por casa en Tikrit, la ciudad natal del difunto dictador Sadam Huseín, donde han recuperado un complejo de palacios presidenciales que estaban en las manos de los insurgentes suníes desde mediados de junio.
La contraofensiva del Ejército tiene como telón de fondo la huida de miles de chiíes de las zonas controladas por los yihadistas suníes. Muchos se han refugiado en el Kurdistán iraquí:
– “Milicianos islamistas nos forzaron a huir de Tal Afar. Nos atacaron con misiles. En una sola noche cayeron más de 100. Teníamos demasiado miedo como para quedarnos. Nuestras familias y los niños estaban aterrorizados, las casas fueron incendiadas y hubo muchos muertos…”, comentaba un desplazado.
– “Vino gente de nuestro pueblo con el rostro cubierto a señalarnos como chiíes, por lo que fuimos expulsados. Sólo los suníes tuvieron derecho a seguir en sus casas. Las pocas familias chiíes que se quedaron se tuvieron que convertir y empezar a rezar como los suníes por miedo”, añadía otro.
Aún con el miedo en el cuerpo, cientos de desplazados se agolpan en el aeropuerto de Erbil con la intención de abandonar el kurdistán iraquí y poner rumbo al sur del país, donde los chiíes son mayoría.