En un mundo en el que diariamente millones de personas soportan hambre, padecen enfermedades, viven hacinadas o trabajan de sol a sol para ganar sueldos miserables, llaman la atención los exorbitantes honorarios de los directores técnicos de los 32 equipos que han participado en el Campeonato Mundial de Fútbol. Sumados, en un año devengan los pobrecitos US$65.627.000, esto es, la bobadita de $123.773 millones, al cambio de hoy, que es de $1.886 por dólar. Con esa plata, se podría financiar el funcionamiento en todo un año de una ciudad como Buga, habitada por 115.000 personas, y cuyo presupuesto para este año es de $116.000 millones.
El que más devenga es el técnico de Rusia, Fabio Capello, cuya selección pasó sin pena ni gloria por el Mundial y ya fue eliminada, con US$11.235.000 al año, es decir, 1.765 millones de pesos mensuales. Le siguen los entrenadores de otras selecciones de países poderosos también eliminadas ya, como el de Inglaterra, Roy Hodggson, que gana en pesos la bicoca de 923 millones mensuales; el de Italia, Cesare Prandelli, con 675 millones de pesos mensuales, y el de España, Vicente del Bosque, con el equivalente a 532 millones de pesos mensuales.
Pero los latinoamericanos no se quedan atrás, y de las federaciones de sus países salen pagos también multimillonarios Veamos: a José Pekerman, de Colombia, le pagan US$1.678.000 al año, es decir, 263 millones de pesos mensuales. Le siguen, entre otros, Alejandro Sabella, de Argentina, quien devenga en pesos colombianos 128 millones; Luis Fernando Suárez, de Honduras, quien tenía un contrato por 99 millones de pesos mensuales;Reinaldo Rueda, de Ecuador, que recibe al mes 89 millones de pesos, y el exitoso Jorge Luis Pinto, de Costa Rica, el que menos devenga de los colombianos, con 69 millones de pesos mensuales.
El de salario más bajo es el mexicano Miguel Herrera, quien clasificó con méritos a su selección para los octavos de final, con 33 millones de pesos mensuales, en todo caso diez millones de pesos más de lo que devenga, por ejemplo, el Presidente de la República de Colombia.
Estos sueldos, inmersos en las estrambóticas lógicas del mercado especulativo del fútbol mercantilizado de hoy, harían llorar al barón Pierre de Coubertin, el creador del olimpismo mundial, para quien lo que primaba era la cultura física sana y desprovista de intereses monetarios. Pero la Fifa no es olimpismo, es espectáculo y comercio, responderán algunos…