Este viernes en Moscú ha tenido lugar una ceremonia fúnebre en memoria de los dos informadores rusos fallecidos el pasado martes en Ucrania. Igor Korneliuk, corresponsal de la Radio Televisión Estatal rusa, y Antón Voloshin, técnico de sonido, fueron víctimas del impacto de un mortero cuando se encontraban a las afueras de Lugansk. Dos muertes que ponen de relieve cómo la escalada de la violencia en Ucrania está afectando a la libertad de los medios y la libertad de expresión en el país.
“Tienes que tener fuerza mental, valor y amor por la profesión para ir a un lugar aterrador en el que la gente se está matando”, dijo durante la ceremonia Evgeny Revenko, vicepresidente de la VGTRK.
Para el primer ministro ruso, Dmitri Medvedev, el Gobierno ucraniano debe ser considerado responsable. La agencia federal de investigación rusa ha abierto una investigación criminal.
“Deberíamos dar un ultimátum a Kiev: que por cada periodista asesinado nosotros mataremos a una compañía entera de la Guardia Nacional o de cualquier otra tropa armada que opere en Ucrania en nombre de Kiev”, dice el líder populista ruso, Vladimir Zhirinovski.
En las imágenes, recogidas por un cámara, se puede ver el momento en el que el grupo de reporteros fue alcanzado por fuego de mortero a las afueras de Lugansk. Siete resultaron heridos. Korneliuk, el periodista ruso, murió en el quirófano. Según Reporteros sin Fronteras, cuatro periodistas han muerto en Ucrania en lo que va de año.