Separatistas ucranianos y fuerzas del Ejército combaten cerca de la ciudad de Krasni Limán, a una decena de kilómetros de Slaviansk. Según una fuente militar citada por Reuters, es la batalla de mayor envergadura registrada hasta ahora en las regiones separatistas, con unos 4000 rebeldes armados y vehículos blindados en ambos campos. Los combates comenzaron de madrugada, después de que que los insurgentes prorrusos se negaran a deponer las armas en virtud del plan de paz planteado por el presidente Petró Poroshenko.
Entretanto, el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, asegura que Rusia ha reforzado su presencia en la frontera oriental de Ucrania, con miles de soldados suplementarios. Washington amenaza al Kremlim con nuevas sanciones si no colabora para poner fin a la crisis.
“Esta situación da lugar a problemas de derechos humanos para las personas atrapadas en el fuego cruzado”, dice Gianni Magazzeni, de la oficina del alto comisionado para los Derechos Humanos de la ONU. “El colapso total de la ley y el orden impide obtener protección frente a malos tratos, detenciones, secuestros y, posiblemente, también torturas y ejecuciones”.
El presidente ucraniano Petró Poroshenko presentará este viernes su plan de arreglo pacífico del conflicto. Por lo pronto, la Rada Suprema ha aprobado el nombramiento de Pável Klimkin como nuevo ministro de Exteriores, una figura más aceptable para Rusia que el anterior jefe de la diplomacia.