Besando el Corán y dispuestos a empuñar las armas, cientos de voluntarios se unen al ejército iraquí para luchar contra los insurgentes suníes del Estado Islámico de Irak y del Levante.
Al sur del país, en Basora, la segunda ciudad más importante de Irak, los clérigos chiíes, llaman a los fieles a acudir a la ciudad de Samarra, donde se ha establecido la base de operaciones para la contraofensiva militar.
“Respondemos a la llamada de los clérigos chiíes que nos piden que vayamos a Samarra, que ahora es libre. Vamos a ir a Mosul para liberarla de los miembros del EIIL, que son unos traidores y unos apóstatas.”
Los radicales yihadistas se han hecho con el control de Mosul, extendiendo su ofensiva hacia las provincias de Saladino, Kirkuk y Diyala, en su camino hacia Bagdad.
Los combates se han recrudecido en la provincia de Diyala, al este del país. Las fuerzas kurdas, que tomaron ayer la ciudad petrolera de Kirkuk, desplegadas en la localidad de Saadia han sufrido al menos seis bajas entre sus tropas en un ataque con proyectiles de mortero contra un cuartel abandonado por el ejércido iraquí.
Los peshmergas o combatientes del Kurdistán que nunca han querido integrarse en las tropas federales iraquíes, son sin duda la principal fuerza sobre el terreno.