Momentos de euforia, en medio del drama que rodea a la inmigración clandestina… Los han vivido los casi quinientos subsaharianos que han conseguido saltar la valla fronteriza de Melilla, su primera escala en esa Europa soñada por la que dejaron a familiares y amigos hace meses e incluso años.

En el centro de acogida de inmigrantes de esta ciudad española les han recibido con aplausos y gritos de alegría otros inmigrantes que cruzaron la valla tiempo atrás. Hace dos meses fueron 500. En lo que va de año, casi 2.000.

Pero son muchos más los que no han conseguido entrar en Ceuta o Melilla y permanecen en territorio marroquí. En el asalto de la pasada madrugada participaron unos 2.000 inmigrantes y muchos resultaron heridos. Quienes fracasaron en su intento, tal vez tengan la suerte de ser socorridos por las ONG que operan en la zona mientras vigilan desde las colinas del monte Gurugu esos 12 kilómetros de valla coronada con púas y cuchillas que les separan del sueño europeo.