Concluye el intenso viaje del Papa en Tierra Santa: Un periplo de tres días por Jordania, Belén y Jerusalén.
Tras rezar ante el muro de las lamentaciones, Francisco celebró una reunión ecuménica con el rabino Abraham Skorka y el profesor musulmán Omar Abboud, ambos amigos del Sumo Pontífice en Buenos Aires y que le han acompañado durante el viaje.
Un viaje tan simbólico como polémico, en el que el papa ha visitado la cúpula de la Roca, uno de los lugares más sagrado para los musulmanes, donde pidió que cristianos, judíos y musulmanes vivan en paz y abran sus corazones.
Francisco además ha encendido la llama eterna para honrar a las víctimas del Holocausto en el museo Yad Vashem. En un acto altamente simbólico besó las manos de los supervivientes del Holocausto.
Otro momento importante de esta visita ha sido el encuentro con el presidente israelí Shimon Perès, a quien el papa ha invitado al Vaticano para rezar por la Paz, así como al líder palestino Mahmoud Abbas.
“Tenemos que rechazar con firmeza todo lo que se opone a la búsqueda de la paz y la convivencia respetuosa entre Judios, cristianos y musulmanes. Rechazamos la violencia y el terrorismo”.
El papa ha celebrado también una misa en el Cenáculo de Jerusalén, donde Jesús celebró con los apóstoles la última cena; y en cuyos cimientos los judíos sitúan la tumba del mítico rey David.
Minutos después de que Francisco celebrara la polémica misa se produjo un intento de incendio en la vecina abadía de la Dormición.