Serbia sufre ahora las consecuencias de los más abundantes aguaceros caídos sobre su superficie en más de un siglo. Innumerables ancianos de ese país no han podido ser ayudados por los servicios de rescate debido a que algunos de ellos son enfermos tan frágiles que no alcanzar a dar señales de vida desde el interior de sus domicilios, en medio de la inundación, y porque otros de plano se niegan a abandonar sus casas. La mayoría de los viejos viven solos, lejos de familiares, de amigos e incluso de asistentes médicos. Los responsables de la protección civil han advertido que el comportamiento de esas personas les dificulta sobremanera incluso la repartición de los víveres. teleSUR