La oposición nacionalista hindú arrasa en las elecciones generales en la India.

El mensaje de su líder, Narendra Modi, ha calado con tal profundidad en la sociedad que el Partido Popular Indio, el Bharatiya Janata Party (BJP), sería el primero en tres décadas que logra una mayoría absoluta.

Su objetivo de conseguir los 272 escaños parece cumplido a tenor de los últimos resultados oficiales facilitados por la Comisión Electoral. Su militantes y simpatizantes están pletóricos.

Relanzar la economía, crear empleo, luchar contra la corrupción. Recetas, sencillas en teoría, pero que Narendra Modi ha aplicado con mano de hierro en el estado de Guyarat.

El Partido del Congreso (INC), la histórica formación política de la dinastía Gandhi, ha sufrido una derrota sin paliativos.

Precisamente los diversos casos de corrupción han sido un lastre demasiado pesado para Rahul Gandhi, que obtendría la victoria en apenas medio centenar de distritos.

Ha llegado la hora de la India sin los Gandhi.

Narendra Modi será el nuevo primer ministro. Un hombre hecho a sí mismo que ha recorrido 300.000 kilómetros para dar 500 mítines y ganarse la confianza de las urnas en la democracia más poblada del mundo.

Su pasado no está exento de polémica y algunos analistas temen que su victoria pueda reavivar las tensiones religiosas.