Aumentan los enfrentamientos armados entre el ejército ucraniano y los separatistas prorrusos. Los paramilitares prorrusos bloquean desde ayer dos unidades militares ucranianas emplazadas en las regiones rebeldes de Donetsk y Lugansk, que el lunes proclamaron su independencia de Ucrania. Han dado un ultimatum a las tropas ucranianas para que se retiren de la región antes de las 9 de la noche de hoy. Si no lo hacen amenazan con atacarles.

Los insurgentes dicen haber causado once bajas a las tropas ucranianas mientras que en Kiev hablan solamente de heridos. Después de las conversaciones fallidas los enfrentamientos siguen en el bastión rebelde de Kramatorsk.

En la sede del parlamento en Kiev se inició el diálogo de unidad nacional, auspiciado por la OSCE y encabezado por el presidente interino el expresidente e incluso distintas confesiones religiosas. El presidente interino ucraniano Alexander Turchinov afirmó que “para hacerse escuchar no es necesario disparar, ni robar ni ocupar edificios”.

Las autoridades ucranianas rechazaron hoy dialogar con los insurgentes prorrusos que proclamaron esta semana la independencia de las regiones de Donetsk y Lugansk.

Estados Unidos ha dicho entender el rechazo del gobierno de Ucrania a que participen en estas mesas redondas personas que, literalmente tienen sangre en sus manos pero animó a integrar a los separatistas en la reforma constitucional.

Mientras siguen los preparativos para celebrar elecciones presidenciales en Ucrania el 25 de mayo, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, insiste en que el deterioro de la situación podría llevar al país a una guerra civil. Para Kiev es un intento más de Rusia de obstaculizar las elecciones.