Las regiones prorrusas de la autoproclamada República Popular de Donetsk votan hoy la propuesta separatista lanzada por las autoridades locales. La Comisión Electoral asegura que la participación rondará el 70%, pese a que en muchos colegios ni siquiera hay un censo que permita verificar quién ha votado. No hay observadores ni se respeta el secreto del voto. Las irregularides son innumerables, pero, quizá por temor, en la calle sólo se recogen testimonios a favor de la secesión.
“Somos autosuficientes”, dice una votante en Donetsk. “No les necesitamos. Tenemos industria, las minas. Y económicamente podemos desenvolvernos bastante bien solos”.
“Lo que ha ocurrido en Odesa y lo que está pasando en Mariúpol es terrible”, añade otra mujer. “No podemos seguir así. No podemos convivir con este gobierno, es imposible. Quizá pasemos algunos apuros al principio, pero es lo mejor, no podemos vivir con esa gente”.
En principio, los resultados no se conocerán hasta este lunes, pero nadie duda de que se impondrá la tesis separatista. Kiev ya ha dicho que no reconoce la legitimidad de la consulta. Las miradas se dirigen ahora hacia Moscú.