Turquía ha vivido este jueves un violento Primero de Mayo después de que la policía cerrara la emblemática plaza Taksim, en el centro de Estambul, para evitar nuevas protestas contra el gobierno.
Los disturbios comenzaron en los barrios de Sisli y Besiktas, a unos kilómetros de la plaza, donde la policía había desplegado vehículos blindados para impedir el avance de los sindicatos. Poco más tarde, otros catorce distritos estaban en pie de guerra. Los agentes han utilizado cañones de agua, pelotas de goma y gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes, que han respondido lanzando piedras y cócteles molotov. Los enfrentamientos se han prolongado hasta bien entrada la tarde y se han saldado con más de 60 heridos y 139 detenidos.
La plaza Taksim ha sido en los últimos años escenario de fuertes protestas ciudadanas contra un gobierno que ahora hace frente a numerosos escándalos de corrupción. También se han producido algaradas en Ankara y otras grandes ciudades del país.