La inflación en Tokio se sitúa en su nivel más alto en veintidós años, dentro de la estrategia del gobierno japonés de dejar atrás quince años de deflación. En abril, los precios al consumo en la capital nipona se incrementaron a ritmo anual un 2,7 por ciento. El objetivo del Ejecutivo es que la inflación progrese en todo el país en un dos por ciento.

Las cifras para todo Japón son todavía de marzo e indican una subida de precios al consumo del 1,3 por ciento, lo que supone el décimo mes consecutivo de incremento. Sin embargo, la principal presión alcista proviene de la energía ya que Japón debe importar hidrocarburos desde el cierre de las centrales nucleares por el accidente de Fukushima.