El dolor inunda el inmenso espacio del complejo deportivo construido por el Ayuntamiento de Ansan para conmemorar la celebración de los Juegos Olímpicos de mil novecientos ochenta y ocho. En su interior, un muro de crisantemos y coronas envuelve las fotos de alumnos y profesores del Instituto Danwon fallecidos en el naufragio del transbordador Sewol. Miles de compañeros y vecinos de esta localidad situada en la periferia de Seúl se han acercado para honrar su memoria:

“Es terrible que haya tantos estudiantes entre las víctimas”, comentaba un hombre apesadumbrado. “No puedo describir con palabras lo mal que me siento”.

Ansan está envuelta en el dolor: 339 de los 476 pasajeros del Sewol eran alumnos y profesores de la localidad que estaban de excursión. El goteo diario de funerales recuerda a sus más de 700.000 habitantes la magnitud de un drama sin parangón en las últimas dos décadas.