En pleno siglo XXI, con la existencia de satélites de la CIA que a miles de kilómetros de altura volando sobre la Tierra pueden fotografiar un periódico o encontrar una pelota de golf, o con radares de alta tecnología que pueden captar aeronaves espía, con toda esa tecnología, hoy, ¿se puede perder un avión comercial con 239 pasajeros a bordo?
El mundo entero se pregunta, ¿qué en realidad pasó? Han saltado un sin fin de teorías. Desde terrorismo, los talibanes que se lo llevaron a Afganistán, accidente en el océano Índico, explosión en pleno vuelo, explosión de turbinas, incendio, conspiración de EE.UU. para desaparecerlo, ataque militar, secuestro para pedir rescate o presión política, y decenas de especulaciones más, como que se lo llevaron los extraterrestres o están en una dimensión desconocida.
El problema es que lo único cierto es que no hay ninguna prueba de nada, ni siquiera indicios, ni siquiera una pista. Y que la tragedia más real es que hay decenas de familias que lloran porque quizá no vuelvan a saber de sus seres queridos, y lo peor, sin siquiera tener el derecho a saber qué paso. Tema hoy urgente que debe estar “Detrás de la Razón”.