Pesan sobre él cinco cargos, entre ellos los de negligencia en el cumplimiento de sus funciones y violación de la ley marítima.
Li Jun-seok, de 69 años, al que aquí se ve tras ser rescatado, habría abandonado el barco junto a los primeros evacuados, sin prestar auxilio al pasaje.
Según los registros, tardó media hora en dar la orden de evacuación, retraso que resultaría letal.
Algunos supervivientes aseguran que de hecho nunca escucharon dicha orden. Un miembro de la tripulación mantiene que un fallo en el sistema impidió su correcta transmisión.
“La orden no se pudo comunicar a los pasajeros. Pero la orden fue dada. Lo que se anuncia por los altavoces en la cabina no puede escucharse en la cámara del timonel porque tienen diferentes sitemas de micrófonos”.
Hasta el momento, se han contabilizado 28 muertos, 174 rescatados y 274 desaparecidos.
Muchos de ellos, adolescentes de un instituto.
Sus familiares se desesperan ante la falta de noticias en un gimnasio de la localidad de Jindo. Muy cerca de allí, el subdirector del centro escolar, superviviente de la tragedia, se suicidaba ahorcándose de un árbol.
Las fuertes corrientes y la nula visibilidad impiden a a los buzos llegar a las salas de la embarcación donde podría quedar alguien con vida. En espera de que puedan hacerlo, se ha inyectado aire en ellas.