Madrid, 15 abr (efesalud.com). El enfermero Alejandro Blanco Aoiz, especialista en Urgencias y Emergencias extrahospitalarias, abre su participación en el Vídeoblog de Enfermería explicando la labor profesional de sus compañeros en los accidentes de tráfico, estigmas lacerantes de nuestro tiempo que podemos prevenir con educación vial, respeto hacia los demás y sobre todo al evitar el alcohol, las drogas y el exceso de velocidad.

"Todos los días, enfermer@s como yo practicamos o mejoramos técnicas, como la reanimación cardiopulmonar o la inmovilización de pacientes con posible lesión medular, que consiguen salvar la vida de los heridos en un accidente de tráfico, un choque o atropello que puede ocurrir en la carretera que cruza tu pueblo, en una autopista del extrarradio o en las cercanías de un cruce de peatones de una calle en tu barrio", destaca.

Cuando una ambulancia llega al lugar del accidente, médico, enfermero y técnico valoran instintivamente la seguridad del entorno y atienden a los heridos sin perder un solo segundo. Alejandro Blanco recuerda a los afectados o testigos que ante un accidente lo primero que se tiene que hacer es llamar al 112 y "no mover los cuerpos de las personas accidentadas si no sabemos cómo hacerlo o no disponemos del material médico apropiado, como un collarín".

Lo normal es que un accidente de tráfico coseche alguna vida, tres, cuatro, cinco o seis diarias, de media, durante los últimos años en España, y también un altísimo número de heridos, muchos de ellos jóvenes entre 15 y 25 años de edad.

El equipo de urgencias evalúa el estado vital de cada herido: la consciencia, respiración y circulación sanguínea; junto con su temperatura corporal. Los sanitarios solicitan la ayuda de otras unidades de emergencia y se centran en el herido más grave.

"Técnicas cómo el control de una hemorragia, la inmovilización de una posible lesión medular, ventilación con presión positiva, masaje cardiaco... nos ayudan a controlar las constantes vitales en riesgo en el caso de Politraumatismos y que el paciente siga teniendo posibilidades de supervivencia", cuenta.

El ritmo cardíaco más frecuente en la parada cardiorrespiratoria derivada de un accidente de tráfico es la fibrilación ventricular (FV)o interrupción del bombeo sanguíneo.

El tratamiento de la FV requiere una descarga eléctrica con un desfibrilador para que atraviese el corazón del paciente y revierta el corazón a su ritmo normal. "Se necesitan años de experiencia para abordar la técnica con garantías", opina el enfermero.

También se necesita un acceso vascular para poder administrar medicación, una vía; y es fundamental no detener la operación de reanimación cardiopulmonar, alternando 30 compresiones torácicas con dos ventilaciones pulmonares, "hasta que el corazón lata normalmente" y genere una tensión arterial adecuada para el paciente.

Este estrés médico "dura dos o tres minutos", momentos que se hacen eternos para las personas ajenas a nuestro trabajo, pero que resultan "fáciles" para los sanitarios, ya que es una acción que han desempeñado "en montones de ocasiones" y lo normal, con un poco de suerte añadida, es que el corazón del herido vuelva a latir.

Una vez que se recuperan las constantes vitales de cada herido, se asegura su porteo a la camilla y de ésta a la ambulancia con el objetivo de que el traslado al hospital sea con todas las garantías sanitarias y tecnológicas aplicadas a las emergencias que contiene una UVI móvil.

Pero la labor de un enfermero "va un poquito más allá" y no termina con la transferencia del paciente a sus "expertos compañeros" del centro hospitalario después de 45 minutos de intervención y 15 delicados minutos de traslado en ambulancia.

La prevención, también en los accidentes de tráfico, es "una parte fundamental" del trabajo de la enfermería.

Cruzar mal la calle en el caso de nuestro mayores con más de 65 años, el exceso de velocidad de los jóvenes y no tan jóvenes, conducir bajo los efectos de las drogas y el alcohol, montar en moto sin casco, la fragilidad de un ciclista o conducir agotado, son factores de riesgo que nos llevan hacia la muerte o hacia una vida postrados ante la silla de ruedas.

"Por favor, no corran, pónganse el casco, vayan con precaución en la bicicleta, crucen por el paso de cebra... ya sé que los sabéis -afirma el enfermero Alejandro Blanco Aoiz- pero tenéis que escucharme porque vuestro hijo, su novia, tus padres o tu vecino pueden ser protagonistas en un accidente de tráfico".

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