30.000 personas han pasado por la capilla ardiente de Adolfo Suárez para rendir homenaje al primer presidente de la democracia.
El Rey le impuso el Collar de la Real y Distinguida Orden de Carlos III a título póstumo. A su salida reconoció que la muerte de Suárez era "una gran pérdida".
Los príncipes de Asturias también acudieron a la capilla ardiente y a su salida aseguraron que era "una gran pérdida para España".
La nota discordante la dieron los políticos nacionalistas. Duran i Lleida aprovecharon el velatorio de Suárez para hacer un alegato a favor del referéndum independentista y manipulando su legado.
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