La propuesta de dar más dinero a la Generalitat para resolver la querella independentista, una propuesta, que por lo visto, planteará el Partido Popular en el próximo pleno del mes de abril en el monográfico dedicado a la cuestión catalana pone de manifiesto uno de los rasgos más extravagantes de la derecha española y es que, al parecer, el Partido Popular y en concreto en la Moncloa, han encontrado acomodo los últimos marxistas de occidente. Lo digo porque un rasgo fundamental del pensamiento de don Carlos Marx, que la infraestructura económica determina la superestructura ideológica. En ese principio axial parecen creer a pies juntillas los estrategas del Partido Popular, el problema es que es una fe del carbonero que no tiene ningún soporte empírico.
Por ejemplo, Quebec fue la región más pobre de la Federación canadiense en el siglo XIX y principios del XX, ahora mismo es la segunda región más rica de la Federación, era independentista en el siglo XIX y en el siglo XX. Flamencos y valones no tienen ninguna querella de orden económico y se están disputando destruir Bélgica. La comunidad Balear, la comunidad más rica de España, en términos de renta per capita y, sin embargo, el secesionismo siempre ha sido marginal en su territorio. Eslovaquia era un perfecto patatal paupérrimo de la República Checa y una vez escindida sigue siendo un patatal paupérrimo pero orgullosamente nacionalista. Es decir, el vínculo que se pretende establecer entre la cuestión económica y el sentimiento nacionalista parece no tener una evidencia práctica contrastada.
Al margen de eso, la propuesta del Partido Popular de ofrecer una financiación diferenciada a Cataluña plantea una cuestión que va más allá, mucho más prosaica que estas cuestiones filosóficas y es que la financiación autonómica es un juego de suma cero. Si se da más a uno necesariamente hay que darle menos a otro. Estaría muy bien, por una cuestión de pura coherencia intelectual que cuando el Presidente del Gobierno acuda al pleno diciendo voy a dar más dinero a Cataluña nos informase de a quién pretende detraer los recursos, por ejemplo a Andalucia, a Madrid, Valencia no lo se, pero que se nos dijese a cuál y la gente tuviese en consecuencia elementos de juicio para valorar la propuesta. En fin, parece que Carlos Marx sigue viviendo y en concreto la Moncloa.