En 2011 un tsunami, un terremoto y una crisis nuclear pusieron en jaque al país asiático. Los efectos de aquella tríada de catástrofes se sienten con fuerza todavía hoy, especialmente en Fukushima, donde 35.000 personas trabajan día y noche para limpiar y desmantelar la planta. Los niveles de radiactividad continúan siendo altísimos.
“ Tepco está haciendo progresos en el procesamiento del agua, pero todavía no estoy satisfecho. se puede hacer más”, decía Dale Klein, asesor estadounidense en las tareas de limpieza.
La crisis nuclear ha dejado pueblos enteros desiertos, que parecen los escenarios de una película de terror.
Hoy alrededor de 50.000 personas siguen desplazadas, sin poder volver a sus hogares en un radio de 10 a 20 kilómetros alrededor de Fukushima. El agua radiactiva acumulada en la central sigue siendo el mayor problema en el proceso de descontaminación.