Se considera que un caso de obesidad es mórbido, severo o grado III cuando cumple uno de los siguientes criterios: IMC de 40,0 o mayor. IMC de 35,0 o mayor en la presencia de al menos una u otra morbilidad significativa como diabetes o hipertensión arterial, entre otras, que pueden mejorar si hay pérdida de peso. Dentro de la múltiple etiología de la obesidad, para su variante grave, se considera que una de las causas comunes que lleva a un individuo a esta condición es el consumo exagerado y excesivo de calorías, normalmente en alimentos de alta densidad calórica como los que componen la llamada comida rápida. El sedentarismo o falta de actividad física también es uno de los factores importantes para llegar a la obesidad mórbida. Los trastornos hormonales y particularmente asociados a las tiroides también pueden provocar esta condición. El síndrome de Prader-Willi puede conducir a esta condición en ausencia de diagnóstico al igual que el Síndrome de Cushing.