La policía ha arrestado a tres sospechosos más de la matanza en Kunming, en China, en la que 29 personas murieron en un ataque con armas blancas. Además, más de 140 resultaron heridas.

El sábado, día de los hechos, los agentes ya abatieron a cuatro agresores y practicaron otra detención.

Las autoridades consideran responsables a separatistas uigures de esta región de Xinjiang, habitada mayoritariamente por miembros de dicha etnia.

La busqueda de otros responsables se mantiene.

“La policía ya ha venido a mi casa tres veces. Han venido y me han apuntado con sus pistolas. ¿Qué podemos hacer? No sabemos lo que está pasando. Nosotros mismos no nos sentimos muy seguros”, decía Iwar Wuppur, ciudadno uigur que trabaja en un restaurante de Kunming.

“Oí en las noticias que mucha gente de Xinjiang está siendo rechazada en hoteles y lugares parecidos. Creo que algo así, hoy en día, no es necesario. Todo el mundo quiere paz, unidad y estabilidad. El ataque fue obra de un grupo pequeño de gente y por su culpa no deberíamos rechazar a todos los uigures”, explicaba Da Limei, vendedora que no pertenecé a la etnia uigur.

El ataque, a pocos días de que la ceremonia de apertura del año parlamentario en Pekín, supone un nuevo repunte del conflicto de esta región de China, cuyos habitantes uigures se consideran discriminados por parte de los han, etnia mayoritaria en el país.