El modelo de salud en Colombia lo anima el libre mercado, una política que ha resultado funesta para el sistema. La libertad absoluta de precios decretada hace diez años por el Gobierno echó por tierra las finanzas del sector y fue devastador para los usuarios.

El Gobierno actual ha iniciado un control de precios y cursa trámite una ley de salud. Sin embargo, a criterio de muchos, las medidas y la ley son insuficientes. Los precios de muchos medicamentos siguen por encima de los precios internacionales, y aunque los medicamentos genéricos producidos en el país son de óptima calidad y de precios muy por debajo, el Gobierno no se decide a apoyar el sector o a controlar su producción para responder a las necesidades básicas de salud.

El derecho fundamental de la salud se maneja con criterios de mercado. Todas las áreas de la salud en Colombia se manejan como un negocio por parte de poderosas familias vinculadas con el poder. Los laboratorios transnacionales presionan para que la situación se mantenga en el país, realizan campañas intensivas, hacen lobby en el congreso o sobornan a funcionarios y médicos. Los medicamentos no son la excepción en un negocio que involucra todo el proceso.