El presidente francés ha visitado al destacamento militar galo en el conflictivo país, escenario en los últimos meses de ejecuciones de la minoría musulmana. Una violencia sectaria que, según ha reconocido desde la capital, Bangui, podría llevar a una división del estado.

“Debemos acabar con los arreglos de cuentas, restablecer la autoridad del Gobierno, permitir el
diálogo y evitar que haya la mínima tentación desde la parte este del país de separarse de la República Centroafricana”, decía.

Francia cuenta con 2.000 soldados sobre el terreno, a los que se unen 6.000 de la misión africana. No obstante, no parecen suficientes para garantizar la seguridad, especialmente de la minoría musulmana.

Philippe Leclerc, coordinador de emergencias para la República Centroafricana de ACNUR, ahondaba en el problema de la violencia sectaria: “Es uno de los lugares más complicados en los que he estado. Me recuerda a mis primeros días en Srebrenica, en los enclaves musulmanes en Bosnia Herzegovina. La violencia es extrema y la situación de la gente es terrible”.

Se estima que unos 250.000 centroafricanos ya han abandonado el país, que cuenta con 800.000 desplazados en total. Sólo en la capital unas 400.000 personas necesitan ayuda médica y alimentaria urgente.