El agravamiento de la crisis ucraniana ahonda aún más las divisiones en este país donde la población del Este rusófono se siente más cercana a Rusia, mientras que las regiones occidentales son claramente proeuropeas.
Aquí, en Kracovets, cerca de la frontera con Polonia, cerca de 300 personas bloquean el paso fronterizo desde el miércoles en solidaridad con los manifestantes en Kiev. Aquí la gente solo tiene un horizonte de futuro que apunta claramente hacia occidente.
Volodymyr. Manifestante:
“A los ucranianos les gustaría ir a Europa, porque ven cuánto gana la gente allí y cuánto ganan ellos en Ucrania. En Ucrania hay pobreza. Mucha pobreza”.
Frente a la oleada de violencia más mortífera desde la independencia de Ucrania en 1991, muchos, sobre todo en Moscú, advierten del riesgo de una guerra civil.
Dmitri Trenin. Director del Carnegie Centre en Moscú:
“Yo creo que la gente ya habla de eso, de la guerra civil y de la división del país. Es terrible contemplar lo que está sucediendo, simplemente terrible, pero no nos queda más remedio que tenerlo muy presente. Esperemos que no se materialice, pero el peso de la responsabilidad de la élite política ucraniana nunca ha sido mayor que ahora”.
Pero la clase política ucraniana está muy dividida, al igual que el país, tras las últimas elecciones legislativas. Las regiones del sur y las orientales, en azul en el mapa, votaron mayoritariamente por el Partido de las Regiones de Yanukóvich.
En esta región rusófona en la frontera oriental con Rusia, se habla abiertamente de la “federalización” de Ucrania para salir de este impás. Es la apuesta del jefe del consejo regional de Luhansk, Valeri Halenko.
Valeriy Holenko:
“Creemos que si Ucrania se convirtiera en una federación, se garantizaría la seguridad del pueblo. Nadie vendría a decirnos cómo tenemos que vivir, cómo amar nuestra patria, ni qué intereses políticos defender”.
La idea de la federalización la preconizarían incluso consejeros del Kremlin. Eso permitiría, dicen, a los ucranianos de las regiones rusófonas del Este y del Sur, como Crimea, unirse a la Unión Aduanera de Moscú.