Los libios votan para elegir una Asamblea Constituyente, en medio de la apatía y una transición que deriva en caos. Solo 1.100.000 electores se inscribieron para esta jornada electoral, cuyos resultados no se conocerán hasta dentro de tres o cuatro días. En los comicios, se elegían sesenta diputados que deberán redactar la primera Constitución del país tras los cuarenta años de dictadura del coronel Gadafi. Los incidentes, con un muerto, se circunscribieron a la región este.

“Venimos por lealtad a la sangre de los mártires y por los principios de la revolución del 17 de febrero que representan el Estado de derecho”, reivindicaba Hatem Almajri, un votante en Bengasi. “Hoy, si Dios quiere, es el inicio de la democracia y la libertad y por eso estamos aquí”.

Pero los electores inscritos representaban menos de la mitad que en las primera elecciones legislativas de 2012 y menos de un tercio del censo. Otro de los problemas es que, en la futura asamblea, se ha reservado seis escaños para las minorías tubu, bereber y tuareg. Aunque los bereberes han decidido boitecar los comicios por sentirse traicionados por la revolución. Otros seis escaños se destinan a las mujeres.

Los sesenta diputados oficialmente independientes tendrán que elaborar una Carta Magna para abordar temas tan controvertidos como la aplicación o no de la charia.