Angela Merkel quiere zanjar como sea la polémica que amenaza la estabilidad del ejecutivo alemán. La canciller alemana ha convocado este martes a los líderes de la Gran Coalición de Gobierno para abordar la crisis, que estalló hace unos días al hacerse público que un ministro filtró que un diputado socialdemócrata estaba siendo investigado en un caso de pornografía infantil.

La oposición ha puesto el grito en el cielo. Simone Peter, colíder del partido Verde, considera que el caso muestra “hasta qué punto la Gran Coalición o la política pueden apropiarse del Estado de Derecho. Merkel debe actuar”, dice.

La filtración se produjo en octubre mientras se negociaba la gran coalición entre socialdemócratas y conservadores. El pasado viernes, tras hacerse público el escándalo, Merkel forzó la dimisión del filtrador, el ministro de Agricultura, Hans-Peter Friedrich, que a la sazón era ministro de Interior. Su jefe de filas, Hoorst Seehofer, líder de la Unión Social Cristiana, reclama el mismo trato para los socialdemócratas, lo que disparado la tensión en el seno de la coalición gubernamental.

Mientras tanto, Sebastian Edathy, el diputado socialdemócrata que compró decenas de vídeos y fotografías con imágenes de niños desnudos, niega las acusaciones a través de internet y entrevistas con medio locales, pero sigue en paradero desconocido.

Acosada por varios frentes, la canciller alemana ha prometido una investigación completa que arroje luz sobre las muchas sombras de este escándalo.