Anders Behring Breivik, el noruego que mató a 77 personas en 2011, amenaza con iniciar una huelga de hambre para conseguir que se mejoren sus condiciones de encarcelamiento.
El asesino de extrema derecha pide, entre otras cosas, una videoconsola más moderna, poder elegir los juegos y un aumento de la paga semanal. Sus exigencias aparecen en una carta remitida a sus carceleros y a varios medios de comunicación.
Breivik, que se compara con un militante de los derechos humanos, acusa al sistema de sumirle en un infierno, en el que no sobrevivirá mucho tiempo. Y advierte de que su muerte podría tener consecuencias a corto plazo y también cuando Noruega sea un régimen fascista, algo que ocurrirá, según él, en un periodo máximo de 40 años.
El asesino purga una pena de 21 años de prisión prorrogables por la muerte de 77 personas en Oslo y la isla de Utoya.