Un ciudadano ucraniano de 45 años que estaba bajo los efectos del alcohol tuvo en vilo a las autoridades de media Europa. Por razones que aún se desconocen, intentó secuestrar un avión de la compañía turca Pegasus que volaba desde Jarkov, en el este de Ucrania, hasta Estambul. Tras amenazar con hacer saltar por los aires el aparato, exigió que el avión desviara el rumbo hacia Sochi.

– “Dijo que tenía una bomba y que un amigo la haría explotar a distancia si él resultaba herido”, relataba un pasajero al acabar el secuestro.

– “Pensamos que habíamos aterrizado en Sochi. Lo creímos durante mucho tiempo. Luego nos dimos cuenta de que teníamos cobertura telefónica y que no era roaming, así que comprendimos que no estábamos en Sochi”, añadía oro.

De hecho, el avión no llegó a desviarse de su ruta habitual. Tras dar la alerta, el piloto aterrizó en una pista apartada del aeropuerto de Estambul. Horas más tarde, el frustrado pirata, que no tenía armas ni explosivos, se entregó a las autoridades.