Tailandia encara las legislativas del domingo con las calles de Bangkok encendidas por las protestas del movimiento antigubernamental. Respaldados por el boicot de la oposición y liderados por un monje budista, miles de manifestantes se oponen a la celebración de unos comicios anticipados que consideran han sido organizados por un sistema corrupto.
También exigen la dimisión de la primera ministra, Yingluck Shinawatra, a la que acusan de seguir los dictados de su hermano Thaksin, ex primer ministro en el exilio condenado en rebeldía por abuso de poder. La insistencia del Gobierno en celebrar los comicios, el estado de emergencia impuesto la semana pasada y la determinación de los manifestantes conforman un peligroso cóctel que podría estallar en cualquier momento.