La segunda sesión del juicio contra Mohamed Mursi se celebrará el 1 de febrero. El mal tiempo ha impedido despegar al helicóptero que debía trasladar al depuesto presidente egipcio desde Alejandría hasta El Cairo.

Allí, se le juzga por instigar al asesinato de manifestantes a finales de 2012, cuando desempeñaba las funciones de jefe de Estado.

Más de 3.000 agentes han sido desplegados ante el anuncio de protestas por parte de militantes islamistas.

Junto a Mursi son procesados otros catorce dirigentes de los Hermanos Musulmanes. El juicio enfrenta a la sociedad egipcia.

“En realidad, Mursi no es un presidente derrocado, él es un presidente que ha sido secuestrado y sigue siendo el presidente legítimo. No acepto este juicio en absoluto”, dice un egipcio.

“Hablando del juicio de Mursi, estoy de acuerdo en que debe ser castigado por haber cometido delitos graves contra Egipto y los egipcios. Él no cumplió sus promesas de cambio y de mejora de la situación”, señala otro egipcio.

Apartado del poder por el Ejército el 3 de julio de 2013, Mursi deberá responder también ante la Justicia por revelar información clasificada y por huir de prisión durante la revolución de hace 3 años.