Los rebeldes sirios, que luchan para derrocar el régimen de Bachar al Asad, lanzan una segunda revolución, en esta ocasión contra Al Qaeda.
Desde el viernes se enfrentan, en el norte de Siria, a combatientes del Estado Islámico de Irak y el Levante, un grupo extremista ligado a Al Qaeda, hasta ahora aliado de la rebelión.
Los insurgentes acusan a este grupo yihadista de secuestrar, torturar y asesinar a mandos y militantes rebeldes, de decapitar a personas bajo una simple acusación de blasfema y de robar la revolución contra al Asad.
Decenas de combatientes de Al Qaeda han muerto en las provincias de Alepo e Idleb y un centenar han sido capturados, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, que habla, además, de una veintena de rebeldes fallecidos.
En Alepo, centenares de personas han salido a la calle estos dos últimos días para protestar a la vez contra este grupo yihadista y contra el poder de Damasco.