La comunidad internacional se moviliza frente a la escalada de violencia en Sudán del Sur, que el viernes se cobró la vida de diez civiles y dos cascos azules.
La ONU ha pedido al presidente Salva Kiir y al exvicepresidente Riek Machar, de etnias distintas y cuya rivalidad ha desencadenado el conflicto, que resuelvan sus divergencias antes de que la situación degenere.
El embajador francés ante la ONU, actual presidente del consejo de seguridad hacía una llamada urgente al diálogo:
“Se trata en esencia de una crisis política, la primera crisis de liderazgo en el Movimiento de Liberación del Pueblo Sudanés, pero como he dicho, hay una crisis política y hay un polvorín llamado cuestión étnica. Así que la crisis política podría llevar a una guerra civil si no lo solucionamos pronto a través del diálogo”, advirtió Gerard Araud.
La independencia de Sudán del Sur, lograda en 2011 tras décadas de guerra contra su vecino del norte, no ha conseguido calmar las históricas rivalidades étnicas.
La ONU han alertado de que los asesinatos del viernes ocurridos en un campo de refugiados de Naciones Unidas, podrían repetirse, a judgar por la presencia de miles de personas armadas junto a otro campo donde ya se guarecen 14.000 desplazados.